Muchísimas gracias Eliseo González por invitarme a redescubrir de primera mano uno de los espacios más bellos de la capital, el Real Casino de Madrid.
Todo un lujo haber disfrutado esta tarde del arte, la arquitectura y las historias maravillosas que esconde este histórico edificio que desde 1836 fusiona cultura y diversión. Me encanta volver a este lugar, sobre todo a sus rincones secretos como la biblioteca. Muy pronto más y aumentando la realidad para hacerla más bella. GRACIAS
Nuevo ciclo de talleres y conferencias sobre arte digital y nuevas tecnologías. El primero se imparte en el Centro Cívico Trias i Peitx de Les Corts bajo el título “LES CORTS Y BARCELONA EN REALIDAD AUMENTADA”. En este taller práctico los alumnos podrán conocer todos los pasos para crear una realidad aumentada, se verán algunos usos prácticos de esta tecnología y se creará una pieza basada en el barrio barcelonés de Les Corts. Asimismo, se les acercará a las herramientas y recursos básicos para crear piezas inmersivas, animadas y multimedia con programas de uso abierto y gratuito. El taller es para alumnos de todas las edades y busca empoderar en el uso de nuevas tecnologías más allá del arte. MÁS INFORMACIÓN
Houda Bakkali: «El arte digital mira al futuro, sin olvidar el pasado.»
El arte digital, mira al futuro, sin olvidar el pasado. La realidad aumentada es una de las tecnologías que mejor ejemplifica este hecho y también el enorme potencial del arte digital. Es una tecnología sumatoria, reinventa historias y hace que crezcan en el tiempo. Es un nexo de unión perfecto entre generaciones porque es capaz de entusiasmar a todo el mundo por igual.
La realidad aumentada será una de las protagonistas de estos talleres en los que se verán sus usos mucho más allá del arte, pues es una potente herramienta de marketing y comunicación que permite potenciar el mensaje de nuestras creaciones y darles nuevas dimensiones. Asimismo, las nuevas tecnologías aplicadas al arte y la creatividad son sumatorias, permiten crear nuevas narrativas y también nuevas oportunidades a los artistas, a las instituciones artísticas y también al público en general. El arte digital y sus herramientas también conllevan nuevos retos como los que rodean a la inteligencia artificial o la Web3, muchos de estos retos se verán a lo largo de estos talleres y conferencias.
“Es un honor volver a Barcelona y poder compartir con el público algunas herramientas y procesos creativos para darle nuevas dimensiones al arte. Este taller es el primero de otros que impartiré en Barcelona sobre nuevas tecnologías dentro de espacios públicos, acercando estos nuevos conceptos a algunos de los barrios más emblemáticos de la Ciudad Condal. Una de las labores que más me apasionan de mi trabajo es poder compartir con la gente el paso a paso del proceso creativo. El arte adquiere entonces una dimensión mucho más especial, más cercana y útil. Se conecta con el público de una manera diferente, más personal. Los artistas nos convertimos en facilitadores de la creación y eso me resulta muy motivador.
«(…) Su obra es un alarde de creatividad, intención, calidad y técnica, cumpliendo ampliamente el papel del artista. Representa el mundo bajo un prisma personal y con las claves precisas para llegar a los espectadores. Su propio mundo y sus inquietudes están presentes en su trabajo. Con un lenguaje propio y una técnica depurada nos transmite una visión social llena de verdades y dulcificada en el color y la perfecta ejecución. Porque detrás de la festividad de sus lienzos y de la serenidad de su oratoria hay mensajes sencillos en las formas pero incisivos en el fondo. Su obra está cargada de intencionalidad. El arte digital va más allá del arte y eso es lo que Houda Bakkali nos viene demostrando desde hace años con un talento convincente. La artista del arte digital, cuenta con una obra amplia, una trayectoria amplia, una temática amplia, un reconocimiento amplio. Su obra es intensa, desbordante y envolvente, como la propia artista. Presenta unas pinturas alegres y bellas que van mucho más allá que la propia pintura, que invitan a reflexionar y a soñar. Obras de arte realizadas en técnica mixta sobre lienzos de gran formato que van acompañadas de nuevas formas de expresión, como los gráficos en movimiento o la realidad aumentada. (…)«
¿Te imaginas sumarlo todo? De dos en dos. Lo tuyo y lo mio. El ayer y el mañana. Y, de repente, convertirlo en una obra de arte que no acabara nunca. Una obra que, generación tras generación, siempre mirara al futuro, que fuera reinventándose a través de tu historia y de la mia. Que conversara con palabras amables y con colores y formas y sonidos. Una historia que…
Sólo cuando hagamos mucho más el amor y mucho menos la guerra, la felicidad volverá al mundo. El arte de hacer mucho más el amor es profundamente inspirador. Dedicando tiempo al arte del amor no nos aburrimos nunca, estimulamos el equilibrio de nuestras emociones, generamos esas dosis de serotonina que le dan dinamismo ilimitado a la felicidad. Hacer mucho más el amor rejuvenece, hace que la vida sea más apetecible e incluso que parezca eterna. Agita la fantasía, eleva las feromonas convirtiéndonos en animales deseados aquí y ahora. Fluimos. Creamos. Sorprendemos. Respiramos profundamente. Cambiamos la depresión por la euforia. La creatividad nos abstrae del estrés y del dolor, incluso del dolor del alma. Y hasta merece la pena regalar un día de vida por hacer mucho más el arte del amor, porque en un solo día regalado pueden pasar tantas cosas maravillosas que vivir habrá merecido la pena. Hacer mucho más el amor y mucho menos la guerra nos relaja tanto que soñar profundamente se vuelve fácil. Nuestros sentidos se avivan tanto que anulan todos los miedos y entonces buscar la gloria para satisfacer nuestro insaciable ego se hace prescindible. No hay una historia que contar porque están todas las historias que conquistan en el amor y no en la guerra, sin guiones, improvisadas y dinámicas, contradictorias y coherentes, con ocurrencias y sin argumentos, con pasión y sin ideologías, hasta dicen que los polos opuestos se atraen con más fuerza en el arte de hacer más el amor. Son historias que no necesitan ser contadas. No subyace nada en ellas porque entrelazan todo fácilmente, con perfección y en caótica armonía. Crecen, se absorben y se reinventan solas. En el arte de hacer el amor, cambiamos las palabras por ese silencio que nos hace inocentes, porque las palabras del amor son mucho más peligrosas que las palabras de la guerra. No se destruye nada y se crea todo. El arte de hacer mucho más el amor agudiza nuestro ingenio y la vida secreta se llena de imaginación y de deseos cumplidos. Somos más productivos, más generosos. Vemos el mundo de diferentes colores y de todos los colores diferentes, sin prejuicios. No buscamos convencer. Abrazamos, besamos, acariciamos, escuchamos, sentimos, deseamos y revivimos. Desaparecemos discretamente y cambiamos la doctrina por el placer. Todos nuestros músculos se fortalecen, sobre todo el corazón que empieza a latir con tanta fuerza, con tanta juventud, que su sonido se vuelve tremendamente adictivo. Con el arte de hacer mucho más el amor podemos repetir y repetir, sin remordimientos, brindando por el placer al final y al principio, al principio y al final. El arte de hacer intensamente el amor y no hacer la guerra provoca el efecto irreversible de que las personas no nos olviden jamás, que vivamos en ellas siempre, que nos sientan muy cerca aún estando lejos y que nos recuerden con el mismo entusiasmo todas las horas del tiempo. El día que hagamos mucho más el arte del amor, en todas su formas, en todos su estilos, maneras, sonidos y silencios ese día la felicidad y la gloria reinarán en el mundo.
Con la «Lujuria», la obra principal de mi serie “Pecados Capitales” obtuve mi tercer premio American Illustration (Nueva York, 2022) otorgado por los directores de arte de algunas de las instituciones y medios de comunicación más icónicos del mundo como la revista TIME, Smithsonian, Wired, News Week, Vogue Magazine, National Geographic, New Yorker Magazine, Politico, News Week o Harvard Magazine entre otros.
Portada revista internacional de arte ART REVEAL MAGAZINE
París es como tener una ilusión y poder vivirla. Cuando llego ya tengo nostalgia porque no quiero abandonar sus calles nunca. Y en París hasta parece que no estamos a una llamada de distancia del mundo. Es como la felicidad, pero que dura más que un suspiro y no todo es batalla ni final ni renuncia ni oscuridad, es un bolero, un encuentro, un amor furtivo recordado con cariño, un paseo por el Sena, comer cosas ricas, es el tiempo recobrado de Proust, Le Procope, Le Marais, subir andando a lo más alto de la Torre Eiffel, darse besos apasionadamente, los chocolates de Maxim’s, brindar por las cosas pequeñas, hacer el amor sin que pasen las horas, caminar por Le jardin des Tuileries un día de lluvia, el olor de los libros antiguos y las boutiques de Avenue Montaigne, un reencuentro sin despedida. Ver Opera desde el mirador de Lafayette, las crepes de Le Fouquet’s, dejar un mensaje anónimo en Shakespeare & Co, las noches de gin tonic en el Buddha-Bar, las comidas judías en Chez Mariano y los postres con sabor a Tel-Aviv en Murciano Patisserie, una Orangina frente al Pompidou, esconderme en Passage des Panoramas, Ladurée Paris Royale, los petit pan de pistachos, chocolate y almendras en una calle cualquiera cerca de Panteón, té moruno en el Marché des Enfants Rouges, mis exposiciones en el Carrousel del Louvre, con la energía cercana de la Victoria alada de Samotracia.
París es un día de picnic frente a Notre Dame y ahí hasta cambio el cava por el Champagne. En verano, helados de muchos sabores, pasear por Barrio Latino, abrir los brazos y acariciar con las dos manos La Rue du Chat-qui-Pêche, releer «Carne y Piedra» frente a la Fontaine Saint-Michel, visitar la librería TASCHEN y abrazar sus libros gigantes, volver a una perfumería sin nombre en Odeon para oler ese perfume de vainilla de intensidad perfecta. Recorrer el Boulevard Barbès hasta Pigalle y perderme sin remordimientos. Ir a una estación de tren cualquiera, ver a las gentes que van y vienen, y hasta coger un tren sin pensar dónde y acabar en Saint-Malo, Mont-Saint-Michel o bajo el sol de Aix-en-Provence. El pan de higos de Les Philosophes, las meriendas en Les Deux Magots. Despedir el año con bandejas de ostras y mariscos. París presume de lo que sí tiene. Lo vulgar no existe. Los deseos se despiertan y la euforia por la vida no acaba nunca, apasionada y romántica.
Elijo Paris cuando huyo, cuando todo no va bien. También elijo París cuando me encuentro, cuando todo sí va bien. Elijo París antes que la fama, que la gloria, que la riqueza, que el poder, que el amor, que la amistad, que la compañía. Incluso antes que el arte. En París no hacen falta las palabras. Y todo existe, es real. París no hay que soñarlo porque se deja tocar y sentir, y hasta merece un “te quiero” desde dentro, desde el alma, un “te quiero” ideal, perfecto, eterno, definitivo y en todos los idiomas, incluso en esos idiomas de la imaginación que los humanos aún no hemos inventado.
El arte digital es como cuando quieres hacer algo enorme con pequeñas cosas y de repente sabes cómo y no dudas ni por un instante en crear las formas, los colores, los movimientos y los sonidos. Y lo que piensas aparece y hasta lo puedes tocar. Y si la historia cambia puedes reinventarla. Y los sentidos se dejan seducir y la realidad imaginada no es una falacia porque está ahí y la ves, la sientes, y hasta el mundo parece más divertido y abarcable. El arte digital es tocar aquí o allí con mucha curiosidad y experimentar sin miedo, creando historias perfectas e infinitas para ilusionar, fascinar, acompañar y hacer felices a quienes se encuentran con ellas. Es una herramienta para la felicidad que va más allá de la estética, del tiempo y del espacio. Cuenta historias, subraya ideas, motiva acciones, rescata legados, reencuentra generaciones, genera compañía, rompe la soledad y el silencio, entreteje el pasado, el presente y el futuro a través de la innovación y la fantasía. El arte digital permite que lo manipulemos sin remordimientos y nos deja acercarnos a sus infinitas posibilidades para crear obras donde la ilusión es la protagonista. No tiene edad, vive apasionadamente todas las horas del tiempo. Es universal, es de todos y para todos. Se recrea en la belleza y no entiende de frustración ni atiende a expectativas. Fusiona historias imposibles que en la imaginación eclosionan en ese círculo soñado y perfecto. Se exhibe sin pudor, pero su mejor versión es siempre la secreta. Es impulsivo, aunque espera con calma su momento. Puede ser como un gran espectáculo clandestino que tienta y maravilla, que nos invita a caer en sus tentaciones, diferentes y apetecibles. Se rodea de vanidad, de expectación, de lo efímero e impredecible. Piensa en la técnica, pero se hará eterno con el estilo. Es deseable, ambiguo, indeciso, irreverente, incisivo, rebelde, a veces convincente y, casi siempre, pretendidamente frívolo. Puede aparecer en cualquier lugar y en cualquier momento, a través de sus diferentes versiones, formas y sonidos. Se deja tocar, escuchar, hacer y deshacer. Se mueve entre ritmos inimaginables y también se deja contemplar serenamente. Nos mantiene muy activos, en continuo aprendizaje, con la curiosidad de quien quiere descubrir siempre más y es que siempre hay algo más por descubrir. Podemos tantearlo, jugar con él, sumergirnos en sus capas, crear experiencias dinámicas, amables, que nos fascinen y nos unan, capaces de adaptarse a cada momento y a cada emoción. Nos permite soñar con formas dispares y colores infinitos. El arte digital puede ocupar grandes museos o estar sólo en nuestra imaginación. Puede extenderse sobre lienzos pensados para ser eternos o puede dibujar alegría en nuestra memoria cuando lo recordamos. Puede confundir, impactar, sorprender, emocionar pero, fundamentalmente, divierte. No pasa desapercibido ni tiene prejuicios porque siempre experimenta. El arte digital es maravillosamente útil para entusiasmar, para divertir, para crear momentos llenos de intensidad y de alegría, para convertir la felicidad en una moda que no pase de moda. Es arte en diferentes formas y en todas sus formas, en todas sus ideas y en cada una de sus mejores versiones.
Creo espacios para el arte de un solo extremo, el extremo de lo extremadamente bonito. Arte muy elaborado, hecho con tiempo, con cariño, con mucha pasión y mucha simetría, perfectamente perfecto, sereno y entusiasta, capaz de cambiar para hacer más bella la realidad y aumentar sus formas apetecibles y sus colores infinitos. Arte de lo alegre. Que observa, que sabe escuchar, que sabe comunicar y construir, que tiene técnica, tecnología, mucho corazón y que sabe recrear el mundo de mil formas diferentes, todas amables y cariñosas, las únicas formas capaces de perdurar y convencer. Con estilo propio. Libre. Mi obra busca unir, divertir, contar historias sencillas, abrirse a todo y a todos, ser tan universal e infinita que las horas del tiempo se vivan intensamente y sean una fiesta que dure siempre.
Si no encontramos la felicidad, también podríamos intentar crearla. Empiezo proponiendo, besos, abrazos, buenas historias y buenas conversaciones, sol por las mañanas, paseos por las tardes y un buen cava para cerrar la madrugada. Mucho arte capaz de llenar de alma los aeropuertos, acortando las distancias entre nosotros. Porque la distancia, como dijo Gabo “no es un problema. El problema somos los humanos, que no sabemos amar sin tocar, sin ver o sin escuchar. Y el amor se siente con el corazón, no con el cuerpo.”, y así ocurre con el arte, aunque el mio se ve, se escucha y se toca gracias a vosotros.
Os propongo soñar, con mucho arte, hasta hacer realidad los encuentros intensos, inesperados, agitadores, estremecedores, cálidos que aumenten la realidad y la hagan más apetecible y divertida, con un poco de humor, muchas sonrisas, algo de rebeldía y mucho corazón. Encuentros con el arte que nos atrapen en ese todo a la vez, caótico, imposible de olvidar, adictivo y que queremos ansiosamente repetir una y mil veces todas las horas del tiempo. ¿Qué sería de la vida sin un poco de intensidad?
GRACIAS a tod@s por tanto corazón, por el cariño, el acompañamiento, los besos, los abrazos, los paseos, los encuentros y reencuentros, las buenas historias, las buenas conversaciones y el buen cava de madrugada durante este mes en el Aeropuerto de Málaga. Émile Zola dijo que “nada está nunca acabado, basta un poco de felicidad para que todo vuelva a empezar”, cierto. Vamos a crear felicidad, ¿os parece? No sé cómo. Imagino que cada uno a su manera. Pero no dejemos de crearla con cariño y ternura. No dejemos de crear historias para que se escriban o reescriban con más belleza, más alegría, más entusiasmo y mucha más intensidad.
GRACIAS A TOD@S
Hoy celebro el Dia Internacional de los Museos con mi obra “Flores de la felicidad” que tengo el honor de tener el Museo de las Flores de Sanremo, emblemática ciudad italiana capital de las flores y de la música. La obra fue recibida por el Alcalde de Sanremo Alberto Biancheri, el Presidente Consiglio comunale Alessandro Il Grande y la Asesora de Cultura Silviana Ormea en octubre de 2020. Esta es una de las primeras obras en las que apliqué realidad aumentada inmersiva. Un año después tuve el gran honor de presentar mi obra en el emblemático Casino de Sanremo, obra que fue recibida por el Presidente Consiglio comunale Alessandro Il Grande. Nuevamente, la realidad aumentada fue uno de los valores añadidos de mi trabajo.
En 2020, en la primera exposición de arte contemporáneo celebrada en Mónaco tras el confinamiento por Covid, presenté mi serie «Life is beautiful» donde la realidad aumentada fue la protagonista. Desde entonces, he podido acercar esta tecnología a espacios públicos, aeropuertos, centros cívicos e instituciones en diferentes países del mundo. Siempre acompañado las obras con recorridos didácticos, trasladando a la gente las nuevas herramientas digitales aplicadas al arte y mucho más.
Me he criado en uno de los barrios más castizos y multiculturales de Madrid y no hubo verano que no visitara con mis padres Barcelona. Un binomio perfecto. Años más tarde, volví para completar mi especialización en Comunicación Científica, más específicamente en comunicación médica, a través de la voz y el conocimiento de algunas de las figuras imprescindibles de la ciencia. Puedo presumir de haber aprendido y compartido ideas con algunas de personalidades catalanas más brillantes de la Medicina.
De ellos, de mi experiencia en el mundo de la comunicación médica, aprendí varías cosas. La primera que la Medicina es la más humana de todas las ciencias. También que lo que se desconoce no existe y la ignorancia no ayuda al conocimiento. Aprendí que los contenidos son de calidad solo cuando aportan utilidad y compartirlos supone enriquecer nuestro entorno. Por supuesto, aprendí que en la Ciencia sólo caben los hechos.
Profundizar en este campo tan humanista y hacerlo en un entorno marcado por el Modernismo, por los colores del Mediterráneo, por las calles del Gótico, por el eclecticismo del Raval y por la majestuosidad de la Sagrada Familia, no pudo más que enriquecer mi obra y también mi visión global de la vida. Barcelona es una ciudad que siempre me ha abierto las puertas y lo ha hecho con el cariño de los más grandes.
Este año he tenido la gran suerte de compartir mi obra y mi proceso creativo a través de las nuevas tecnologías. De volver a hacer divulgación, pero ahora de la “ciencia” del arte. Y a hacerlo durante tres meses en 6 centros cívicos del Ayuntamiento de la Ciudad Condal. Exponer en Barcelona supone traer mi obra a una de las capitales mundiales del arte, el diseño y la creatividad. Supone acercar mi trabajo a espacios públicos para compartir herramientas, conceptos, contenidos útiles y generar debate, fomentando la democratización del arte. Gracias al Ayuntamiento de Barcelona, a Cultura Digital de la Generalitat de Cataluña, a todos los medios de comunicación y al magnífico público que ha llenado cada una de las exposiciones y talleres que durante estos tres meses he podido impartir en los 6 centros cívicos. Gracias Barcelona por el cariño y la profesionalidad. Gracias por hacer de este encuentro una experiencia simplemente perfecta. Barcelona es una ciudad que siempre me ha abierto las puertas y lo ha hecho con el cariño de los más grandes. Mucha clase.
El arte debe ser un bien de valor universal. Llegar al público es la finalidad de mi obra. Que la gente pueda conocer las motivaciones de mi trabajo, las herramientas que uso, mi proceso creativo pero, sobre todo, que las pueda ver, tocar, oír y sumergirse en ellas. Los espacios públicos son los escenarios perfectos para compartir mis creaciones, ya que es una manera de acercar al público mi trabajo y mi proceso creativo de manera cercana, gratuita y abierta, la mejor manera de democratizar el arte es compartiéndolo. Trabajar con herramientas digitales me posibilita crear proyectos más sensoriales. De alguna manera, la tecnología humaniza mis lienzos.
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Creo pensando en el público, en cómo conectar con el espectador. Sea cual sea el tema de mi trabajo, busco siempre trasladarle una visión optimista, festiva, esperanzándola, incluso irónica y con cierto punto de frivolidad, que la imaginación vuele hacia la dolce vita y que haya lugar para el carpe diem. Me gusta crear obras sencillas de entender, busco la fuerza de la belleza, los colores intensos, el ritmo.
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El arte, en definitiva, es todo lo que podamos imaginar y más, también es espectáculo. A mi me gusta que mi obra tenga esa parte de espectáculo y espectacularidad, que sorprenda y que la gente lo pase bien mientras se acerca mi trabajo, que sientan curiosidad no sólo por la obra y sus motivaciones, también por el proceso creativo.
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Creo composiciones festivas buscando trasladar los mensajes a través de una visión amable, divertida y dinámica, que invite al público a conocerla desde dentro, a jugar con ella y a seguir su evolución a lo largo del tiempo.
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Me gusta darle al espectador no sólo todas las versiones de mis obras si no también la mejor versión de cada una de ellas. Creo en la utilidad del arte, y nada más util que divertir, compartir conocimiento, contar historias a través de una mirada esperanzadora y colorista, y hacer felices a quienes visitan mis exposiciones.