Sólo cuando hagamos mucho más el amor y mucho menos la guerra, la felicidad volverá al mundo. El arte de hacer mucho más el amor es profundamente inspirador. Dedicando tiempo al arte del amor no nos aburrimos nunca, estimulamos el equilibrio de nuestras emociones, generamos esas dosis de serotonina que le dan dinamismo ilimitado a la felicidad. Hacer mucho más el amor rejuvenece, hace que la vida sea más apetecible e incluso que parezca eterna. Agita la fantasía, eleva las feromonas convirtiéndonos en animales deseados aquí y ahora. Fluimos. Creamos. Sorprendemos. Respiramos profundamente. Cambiamos la depresión por la euforia. La creatividad nos abstrae del estrés y del dolor, incluso del dolor del alma. Y hasta merece la pena regalar un día de vida por hacer mucho más el arte del amor, porque en un solo día regalado pueden pasar tantas cosas maravillosas que vivir habrá merecido la pena. Hacer mucho más el amor y mucho menos la guerra nos relaja tanto que soñar profundamente se vuelve fácil. Nuestros sentidos se avivan tanto que anulan todos los miedos y entonces buscar la gloria para satisfacer nuestro insaciable ego se hace prescindible. No hay una historia que contar porque están todas las historias que conquistan en el amor y no en la guerra, sin guiones, improvisadas y dinámicas, contradictorias y coherentes, con ocurrencias y sin argumentos, con pasión y sin ideologías, hasta dicen que los polos opuestos se atraen con más fuerza en el arte de hacer más el amor. Son historias que no necesitan ser contadas. No subyace nada en ellas porque entrelazan todo fácilmente, con perfección y en caótica armonía. Crecen, se absorben y se reinventan solas. En el arte de hacer el amor, cambiamos las palabras por ese silencio que nos hace inocentes, porque las palabras del amor son mucho más peligrosas que las palabras de la guerra. No se destruye nada y se crea todo. El arte de hacer mucho más el amor agudiza nuestro ingenio y la vida secreta se llena de imaginación y de deseos cumplidos. Somos más productivos, más generosos. Vemos el mundo de diferentes colores y de todos los colores diferentes, sin prejuicios. No buscamos convencer. Abrazamos, besamos, acariciamos, escuchamos, sentimos, deseamos y revivimos. Desaparecemos discretamente y cambiamos la doctrina por el placer. Todos nuestros músculos se fortalecen, sobre todo el corazón que empieza a latir con tanta fuerza, con tanta juventud, que su sonido se vuelve tremendamente adictivo. Con el arte de hacer mucho más el amor podemos repetir y repetir, sin remordimientos, brindando por el placer al final y al principio, al principio y al final. El arte de hacer intensamente el amor y no hacer la guerra provoca el efecto irreversible de que las personas no nos olviden jamás, que vivamos en ellas siempre, que nos sientan muy cerca aún estando lejos y que nos recuerden con el mismo entusiasmo todas las horas del tiempo. El día que hagamos mucho más el arte del amor, en todas su formas, en todos su estilos, maneras, sonidos y silencios ese día la felicidad y la gloria reinarán en el mundo.

Lujuria | Premio American Illustration 41
Con la «Lujuria», la obra principal de mi serie “Pecados Capitales” obtuve mi tercer premio American Illustration (Nueva York, 2022) otorgado por los directores de arte de algunas de las instituciones y medios de comunicación más icónicos del mundo como la revista TIME, Smithsonian, Wired, News Week, Vogue Magazine, National Geographic, New Yorker Magazine, Politico, News Week o Harvard Magazine entre otros.

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